Gloria...¿Al verano?

Playa, sol, bronceador, malla, mar, sierras, encuentros, amores, castillos, club, bolsos... para muchos simples palabras, para otros el verano, las tan ansiadas y siempre bien merecidas vacaciones.
Pero esto es solo una parte de esta época en que el tiempo parece detenerse, los sentidos entran en una especie de letargo y nuestras cabezas se “desenchufan” tanto, que corremos el riesgo de olvidarnos que el mundo sigue marchando, y a nuestro alrededor distintos acontecimientos se van desarrollando, con mayor impunidad, ante nuestra indiferencia veraniega.
Prendida de la radio, enfrentada a mi tele, estas vacaciones me sentí impotente, orgullosa, desorientada y por momentos aturdida ante una marea de sucesos que se confunden con la ficción, y desdibujan esa delgada línea que divide lo real de aquello que no lo es.
El tema de las papeleras sobre el río Uruguay, despertó a más de un político, y obligo a varios a dejar la tranquilidad de la reposera marplatense. Por supuesto, la aparición en la escena de estos personajes desvió el rumbo de la lucha, que con verdadero coraje y compromiso, están llevando adelante los hermanos entrerrianos.
Como siempre, y lamentablemente, quienes nos gobiernan, tienen la capacidad de confundir y de ensuciar (en este aspecto son tan contaminantes como las pasteras) manifestaciones nobles, recurriendo a discursos disuasivos, fomentando falsos nacionalismos, y poniendo en riesgo, por su ineficacia, la relación con un país hermano.
El robo al banco, que de ser un delito pasó a convertirse en una hazaña heroica, y como consecuencia de lo cual, lo que aumento fue el descrédito de la fuerzas de seguridad, y el prestigio de los malvivientes. Ironías de un país que premia la tan nombrada “viveza criolla”, y que no termina de aprender las lecciones de su propia historia.
Y la lista sigue: poblaciones aisladas en el noroeste argentino por la caída de un puente, un gobernador de vacaciones y desabastecimiento en pleno siglo XXI. Paisajes repetidos en esta Argentina en la que “Dios atiende en Buenos Aires”, y el interior es una especie de monstruo dormido, pero que preocupa a muchos cada vez que despierta y se hace oír.
El juicio político a Ibarra, una de las mejores obras en cartel en las calles porteñas; y en mi opinión, un intento desesperado de encontrar un culpable para una tragedia que debería habernos servido para la reflexión y la acción. Sin duda, otro capítulo de esta novela, al que solo unos pocos volverán, para no volver a repetir en otras páginas, las líneas ya escritas.
Las mujeres y la “nueva izquierda “arriba. Dos fuerzas que despiertan amores y odios, y se perfilan como nuevas formas de construir y entender el poder. En un mundo machista y de derecha, con una estructura demasiado arraigada en el inconsciente colectivo, será todo un desafío ganar nuevos espacios y soñar otras posibilidades.
Por todo esto, el verano no debe ser subestimado. Detrás de sus olas, la realidad sigue avanzando, atropellándonos, definiendo nuestro futuro, complicando nuestros bolsillos, empobreciendo a nuestros pobres, engrandeciendo a los más ricos, y excluyendo a quienes han caído en las márgenes.
Es verano. Pero trato de no perderme en discursos vacíos, de no escuchar voces que fomentan las rupturas, de no ver imágenes que me alienan, de no perderme entre líneas que me alejan de los otros. Trato de ver cual es el mejor camino, de donde viene ese rayo de luz, ese haz que se filtra por alguna grieta de esta realidad, y busco ese intersticio desde el cual es factible comenzar a construir un mundo distinto.